En el ámbito de la empresa y en una época de cambios, otorgar poder al personal y animarlo a desarrollar y guiar su propio aprendizaje ayuda a garantizar que la empresa conserve y aproveche al máximo el talento, al mismo tiempo que fomenta las capacidades que necesita para prosperar.
El líder colaborativo
Este liderazgo se explica por sí solo, pero merece la pena mencionarlo como faceta esencial de un liderazgo sólido en la actualidad. En el pasado, el liderazgo solía ser menos flexible y poco abierto a nuevas ideas. Ha cambiado en gran medida, pero todavía se puede ver quién es el líder. Sigue habiendo empresas que enfocan el liderazgo de forma rígida, de arriba abajo.
Pero las mejores empresas, las más adaptadas a los tiempos de cambio, tienen un liderazgo mucho más colaborativo. Un enfoque más colaborativo brinda la capacidad de desplegar los cambios más rápidamente, fomenta la utilización de métodos más orientados a tareas, proyectos y soluciones, y otorga poder al personal de la empresa para ayudarla a avanzar. Aun así, esta estructura menos rígida necesita un liderazgo sólido: la ética empresarial y una visión firme ayudan a asegurarse de que todo el mundo empuje en la misma dirección.
El líder cultural
Fomentar una cultura de integración no es solamente justo, sino también conveniente. Y el motivo es que los diferentes puntos de vista, experiencias vitales y orígenes mantienen el dinamismo de la empresa. En un entorno abierto y colaborativo, la gente puede representar esa ventaja competitiva tan importante. No cabe duda de que un equipo más diverso logra mejores resultados. Además crea un mejor entorno de trabajo y una plantilla más feliz, que a su vez atrae más talento a la organización.
Implementar una cultura de integración no implica sólo operar dentro de los reglamentos en materia de raza, religión, edad y género. Hay algunas verdades sobre la integración que pueden resultar incómodas, por ejemplo, las relativas a los prejuicios inconscientes. Asumir un enfoque positivo de la integración que provenga de arriba, de los líderes de la organización, es vital a la hora de crear un entorno verdaderamente integrador. Kevin Carpenter publicó recientemente un blog que es una lectura excelente sobre este tema: (Cómo saber si su empresa valora la diversidad y la integración).
El líder adaptativo
He mencionado que, en el pasado, el liderazgo era más rígido y autoritario. Entonces, un alto cociente intelectual (IQ) era el activo más valorado en un líder. Recientemente, se puede constatar que la balanza se ha inclinado hacia el denominado cociente de inteligencia emocional (EQ).
Este cambio de equilibrio implica que los líderes de éxito logran mucho más porque dan rienda suelta a las capacidades combinadas de su personal. Recientemente tuve el placer de escuchar a Amin Toufani hablando sobre el valor del cociente de adaptabilidad (AQ). [Puede ver una presentación similar aquí].
Amin describe muy bien la capacidad de ser flexible ante los cambios: “Si el mundo cambia de forma rápida y exponencial, la capacidad de adaptarse a ese cambio es el mejor presagio del éxito”. Y lo que es más importante, cualquiera puede entrenar su adaptabilidad. Por lo tanto, mejorar esta habilidad clave está en su mano y el liderazgo de su organización es completamente viable.
Tener éxito como líder en una época de cambio exponencial requiere asimilar el propio cambio. Requiere observar los cambios del mercado y buscar en la organización para adoptar buenas prácticas que otorguen más poder al activo más importante: su personal.
El cambio ha llegado. Los líderes que deseen y puedan adoptarlo prosperarán.