A fines de 2017, esta empresa del rubro de la construcción decidió llevar a cabo la actualización de su sistema de control QCX Robolab, un laboratorio automatizado para obtener muestras mineras. La parte medular del proyecto comprendió cambiar el antiguo PLC 5 Allen-Bradley por una moderna solución ControlLogix, la cual ha permitido a la compañía no solo incorporar tecnologías de última generación, sino que además contar con una aplicación segura, eficiente, completamente abierta y una menor dependencia del fabricante.
La compañía cementera mexicana cuenta con un laboratorio automatizado que elabora las muestras del proceso de fabricación de cemento. Originalmente, el sistema data de los años ochenta, por lo tanto, a estas alturas se encontraba completamente obsoleto. “El equipo contaba con un PLC 5, que pese a ser un muy buen programador, ya no cuenta con repuestos y las reparaciones resultan muy costosas”, señala Ricardo Rocha, Director General de RSAutomation.
Esta solución, denominada QCX Robolab, está formada por un robot eléctrico dirigido por un computador, que debe controlar todos los pasos dentro del proceso de análisis de las muestras del producto (que permite obtener porcentajes de caliza, aluminio o hierro, por ejemplo). Concretamente, el PLC se encargaba de controlar todas las muestras que lleva a cabo la máquina en cuestión.
“Desde hace algún tiempo ya habían tenido problemas de caídas o fallas; la empresa estaba muy consciente de que algún problema mayor podría generar una detención de completa de la planta por cuatro o cinco días”, aclara el ejecutivo.
De acuerdo a lo que agrega, el área de laboratorio de una cementera es el “corazón del negocio, ya que sin calidad no hay cemento”. Por lo tanto, cualquier tipo de falla o parada en este tipo de soluciones, implica un gran perjuicio para la producción, especialmente el de esta cementera que cuenta con cinco hornos. “Una leve desviación en la calidad de la solución, lleva a pérdidas millonarias”, acota.
En una primera instancia, la compañía decidió contactar al fabricante del equipo, una firma de origen danés con sede en EE.UU., cuya propuesta se basó en actualizar el sistema de control a su nueva versión, la cual consistía en un servidor físico que controlaba el QCX, utilizando un PLC de baja gama solo para accionamiento de componentes neumáticos, contactores y recepción de señales de sensores.
“Esta propuesta básicamente apuntaba a reemplazar al PLC por un servidor, lo cual, entre otras desventajas, generaba que esta herramienta se convirtiese en una ‘caja negra’ y se desarrollara una total dependencia del fabricante”, aclara Rocha.
Por tal razón, y dada la experiencia que tenía RSAutomation en este campo, la empresa decidió llevar a cabo el trabajo con este integrador y Rockwell Automation, cuyas soluciones ya formaban parte de este equipo de control de muestras.
“Nuestra propuesta fue modernizar y mejorar el sistema con soluciones ControlLogix, lo cual no solo permitía garantizar el funcionamiento de la aplicación por los siguientes años, sino que además permite facilitar el acceso de personal de mantenimiento para mejoras y aportar una solución de fallas, entre otras cosas”, destaca el profesional.
Es importante destacar que el QCX Robolab solamente fue virtualizado y su funcionamiento integral no sufrió cambios en ninguno de los sentidos.